Reunidos en París con ocasión de la Cumbre One Planet - Polar, a 10 de noviembre de 2023, en el marco del Foro de París sobre la Paz, por iniciativa del presidente de la República Francesa y en colaboración con la Organización Meteorológica Mundial y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO); 

1/ Hemos visto la Declaración Científica (en anexo) de investigadores de todo el mundo especializados en la criósfera, a saber, las regiones de la superficie de la Tierra en las cuales el agua se presenta en estado sólido, incluyendo las vastas capas de hielo de la Antártida y Groenlandia, el hielo marino en el océano Ártico y el océano Austral, los glaciares de montaña, la capa de nieve y el permafrost. Estas regiones, que cubren alrededor del 10 % de la superficie de la Tierra y que son el hogar de diversos pueblos indígenas, poblaciones y ecosistemas únicos, se encuentran entre las áreas más afectadas por la crisis climática, con consecuencias para el resto del planeta.  Los expertos se han reunido, los días 8 y 9 de noviembre de 2023, en el Museo Nacional de Historia Natural francés, y han destacado el agravamiento de las múltiples consecuencias asociadas con la reducción de la criósfera, locales, regionales y globales. Tras el Informe especial sobre el océano y la criósfera en un clima cambiante, publicado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) en 2019, los informes del IPCC publicados en 2021 (Cambio climático 2021: bases físicas) y en 2022 (Cambio climático 2022: impactos, adaptación y vulnerabilidad), el panorama actualizado, presentado por los expertos (en anexo a esta Declaración), nos conduce a dar la señal de alarma en lo que respecta a la escala y la velocidad del derretimiento del hielo y del deshielo del permafrost, así como en relación con el riesgo de cruzar umbrales críticos y puntos de inflexión, riesgo que ha incrementado con el aumento continuo de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. 

2/ Hemos observado el retroceso casi irreversible de aproximadamente 200 000 glaciares, situados en África, América, la Antártida, Asia, Europa y Oceanía.  En los años 2021 y 2022 hubo una enorme pérdida de hielo en los glaciares de montaña, en un nivel un 20 % superior al promedio de la década anterior.  Se espera que al menos la mitad de dichos glaciares desaparezca para el año 2100. Hemos registrado aumentos en la temperatura de la superficie del Ártico hasta cuatro veces superiores al aumento de la temperatura media mundial en los últimos cuarenta años, así como una enorme pérdida de hielo en las capas de hielo de la Antártida y Groenlandia. Esta pérdida se ha cuadruplicado en 30 años, lo que ha contribuido al aumento, a una velocidad creciente, del nivel medio del mar a escala global. El hielo marino del Ártico ha disminuido rápidamente en los últimos 45 años: ha alcanzado el quinto nivel más bajo en septiembre de 2023, con el segundo nivel del hielo marino de varios años más bajo desde 1985. En febrero de 2023, el hielo del océano Austral alcanzó el nivel más bajo que se haya registrado, y la pérdida del hielo marino en la región antártica conduce a un aumento del riesgo del fracaso reproductivo de los pingüinos emperador y a otros cambios ecológicos drásticos. Si no se implementan iniciativas mundiales de mitigación rápidas, las estimaciones superiores de las emisiones de gases de efecto invernadero debidas al deshielo del permafrost en este siglo podría reducir significativamente nuestra capacidad para limitar el calentamiento global a 1,5 °C.

3/ Destacamos que, a pesar de que los efectos del cambio climático en la criósfera tengan consecuencias sociales, económicas y medioambientales a escala local, regional y global, las causas de dicho cambio están fundamentalmente vinculadas con actividades que tienen lugar fuera de esas regiones. Somos igualmente conscientes de los efectos de retroacción por los cuales el cambio climático mismo se ve acelerado e intensificado como consecuencia del calentamiento de la criósfera, en particular del deshielo del permafrost, y de las consecuencias negativas para la biodiversidad.

4/ Somos conscientes de las serias consecuencias y del riesgo de desastres provenientes de la reducción de la criósfera debida al calentamiento global: la pérdida de glaciares de gran altura tendrá efectos desastrosos en los ríos, la agricultura y la producción de electricidad, afectando la seguridad alimentaria e hídrica de hasta 2000 millones de personas, en particular en Asia meridional, así como a los cientos de millones de personas en todo el mundo que viven en áreas que están en riesgo de inundación costera debido al aumento del nivel del mar. 

5/ Somos también conscientes de las consecuencias negativas del cambio climático y del deshielo de la criósfera en los ecosistemas y la biodiversidad. A escala mundial, las extinciones vinculadas con el cambio climático han sido estimadas en 5 % en un escenario de aumento de 2 °C de la temperatura media global y podrían aumentar drásticamente hasta un 16 % si el aumento fuese de 4,3 °C (IPBES 2019).  En las regiones polares, los efectos incluyen la pérdida de hábitats, perturbaciones en los hábitos alimenticios de las especies migratorias, cambios en las distribuciones, la composición de las especies y las tramas alimentarias y un aumento del riesgo de invasión de especies alóctonas. En el Ártico, dichos cambios tienen graves consecuencias para la población que habita allí y, en particular, para el sustento y la seguridad alimentaria y de agua de los pueblos indígenas.

6/ A la luz de estos indiscutibles y alarmantes hallazgos, sobre los cuales hay consenso entre la comunidad internacional, hemos decidido lanzar el Llamamiento de París por los glaciares y los polos. 

•    En un contexto en el que enfrentamos el triple desafío del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación, recalcamos que nuestra única alternativa es cooperar, unos con otros, para preservar la criósfera.

•    Exhortamos a que se realicen, sin demora, más investigaciones científicas en profundidad sobre la criósfera, a que haya una mejor integración de los efectos de los cambios en la criósfera en la toma de decisiones económicas y a que se intensifique la educación sobre los aspectos relacionados con este asunto:

        -         apoyando una investigación disciplinaria e interdisciplinaria sobre la criósfera que tome en cuenta el conocimiento de las comunidades locales y de los pueblos indígenas;  
        -          incentivando a los países y a todas las organizaciones relevantes, como la Unión Europea, a continuar trabajando en el campo científico, a financiar conjuntamente los programas de investigación, protección y supervisión de la criósfera, y a dar apoyo a proyectos de intercambio de información para permitir a todos los países acceder a la información más reciente sobre la criósfera y sus ecosistemas específicos;

        -          trabajando juntos a largo plazo y brindando un apoyo firme a los ambiciosos programas internacionales sobre la criósfera, incluyendo el quinto Año Polar Internacional, que tendrá lugar en 2032-2033;
        -          apoyando iniciativas como el proyecto Ice Memory, cuyo objetivo es recopilar y preservar testigos de hielo en riesgo de desaparición, lo que contribuye a la protección de la información medioambiental clave preservada en el hielo; 
        -          considerando la idea de un Decenio de las Naciones Unidas para la ciencia glaciar y polar y de la criósfera, de 2025 a 2035;
        -          incentivando la educación sobre los asuntos vinculados con los polos y glaciares, mediante, por ejemplo, la promoción del Año Internacional de la Conservación de los Glaciares (2025) y el Día Mundial de los Glaciares (21 de marzo), la sensibilización de la población sobre la importancia de los glaciares, la nieve y el hielo en el sistema climático y el ciclo del agua, así como sobre las características únicas de la biodiversidad polar y las amenazas a las que se enfrenta.

•    Exhortamos a que se amplíen los esfuerzos internacionales en curso:
        -    para lograr una reducción más rápida de las emisiones de gases de efecto invernadero basándose en una trayectoria acorde con el objetivo del Acuerdo de París de mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de los 2 °C con respecto a los niveles preindustriales y de proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatura a 1,5 °C, y para fomentar las mejores prácticas en materia de adaptación;
        -    para aplicar rápida e íntegramente el Marco Mundial de Biodiversidad de Kunming-Montreal y cumplir todos sus objetivos y metas, los cuales, entre otros, establecen: que, para 2030, al menos un 30 % de las zonas terrestres y de aguas continentales y de las zonas marinas y costeras, se conserven y gestionen eficazmente; que, para el mismo año, al menos un 30 % de las zonas de ecosistemas terrestres, de aguas continentales y costeros y marinos degradados estén siendo objeto de una restauración efectiva; la necesidad de detener la extinción de especies amenazadas conocidas; y la necesidad de aumentar el nivel de recursos financieros de todas las fuentes, movilizando al menos 200 000 millones de dólares de los Estados Unidos al año para 2030.
        -    para animar a los Estados a adherirse y a apoyar la implementación plena del Acuerdo en el marco de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar relativo a la conservación y el uso sostenible de la diversidad biológica marina de las zonas situadas fuera de la jurisdicción nacional (BBNJ), adoptado en junio de 2023 y abierto a la firma el 20 de septiembre de 2023, con miras a su pronta entrada en vigor. En particular, animamos a los Estados a trabajar en la identificación de zonas marinas protegidas en alta mar, y a los Estados miembros de la Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos a designar un sistema representativo de zonas marinas protegidas en el océano Austral;
        -    para fomentar y perseguir la aplicación de las normas más exigentes de sostenibilidad en lo que respecta a todas las actividades que tienen un impacto en los glaciares y el hielo marino, incluyendo el turismo y la exploración y producción de hidrocarburos y recursos mineros donde dichas actividades estén permitidas.
        -     para aplicar la Decisión 6 adoptada en el marco de la cuadragésima quinta reunión consultiva del Tratado Antártico en Helsinki (2023), para comenzar un proceso específico para el desarrollo de un marco reglamentario integral y uniforme para el turismo y otras actividades no gubernamentales en la Antártida con miras a limitar sus impactos. Los operadores turísticos firmantes de la Declaración de Glasgow sobre la Acción Climática en el Turismo deben tener como objetivo la ejecución de dicha decisión en el curso de la próxima década, y deben actuar para la preservación los sitios pertinentes.
        -    para estructurar una coalición de ciudades y regiones costeras con ocasión de la tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos, coorganizada por Francia y Costa Rica en junio de 2025. Dicha coalición reuniría a las comunidades que albergan a la mayor parte de la población de la tierra directamente afectada por el aumento del nivel del mar para 2100. Animamos a los participantes de la novena Conferencia «Nuestro Océano», que tendrá lugar en Grecia, a hacer ambiciosos anuncios en relación con el vínculo entre clima y océano.

7/ Celebramos la creación, por parte de Chile e Islandia, del grupo de alto nivel «Ambición sobre el derretimiento del hielo, el aumento del nivel del mar y los recursos hídricos de las montañas» (Ambition on Melting Ice high-level group on Sea-level Rise and Mountain Water Resources), que cuenta, a la fecha, con 24 miembros. Animamos a todos los Estados interesados a adherirse a dicho grupo. Este grupo de alto nivel se reunirá todos los años, a nivel ministerial, en el marco de la COP. La próxima reunión tendrá lugar en la COP28, con el objetivo de compartir conocimientos y de centrar los esfuerzos internacionales en la preservación de la criósfera global.

El Llamamiento de París ha recibido el apoyo de los siguientes países y organizaciones internacionales:

Alemania, Australia, Bangladesh, Bélgica, Bulgaria, Cabo Verde, Chile, Chipre, Comoras, Corea del Sur, Croacia, España, Estonia, Francia, Guinea, India, Italia, Japón, Kirguistán, Liberia, Macedonia del Norte, Marruecos, Mónaco, Montenegro, Mozambique, Países Bajos, Pakistán, Perú, Reino Unido, Rumanía, Singapur, Sri Lanka, Suiza, Tuvalu, Ucrania y Uruguay.

Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), Organización Meteorológica Mundial (OMM).

Con ocasión de la Cumbre One Planet - Polar, Francia y los Países Bajos se han unido, junto a otros países, al grupo de alto nivel «Ambición sobre el derretimiento del hielo, el aumento del nivel del mar y los recursos hídricos de las montañas» (Ambition on Melting Ice high-level group on Sea-level Rise and Mountain Water Resources), lanzado el 16 de noviembre de 2022. Copresidido por Chile e Islandia, el grupo cuenta hoy entre sus signatarios a los siguientes países: Austria, Chile, Finlandia, Francia, Georgia, Islandia, Italia, Kirguistán, Liberia, México, Mónaco, Nepal, Noruega, Nueva Zelanda, Países Bajos, Perú, República Checa, Rumanía, Samoa, Senegal, Suecia, Suiza, Tanzania y Vanuatu.